Área Marina de Manejo del Bicentenario

En Costa Rica un Área Marina de Manejo es una categoría de área silvestre protegida marina costera u oceánica. Las áreas marinas de manejo buscan garantizar la protección y el mantenimiento de la biodiversidad marina a largo plazo, mientras se genera un flujo sostenible de productos naturales y servicios ambientales a las comunidades. En este tipo de áreas protegidas la zonificación permite ciertos usos extractivos y no-extractivos, siempre y cuando cumplan con normas de responsabilidad ambiental. Sin embargo, esta categoría no permite: i) pesca mediante el uso de redes de arrastre, ii) pesca semi-industrial e industrial ni iii) exploración y explotación petrolera.

Los objetivos de un Área Marina de Manejo, en orden jerárquico, son:

  • Garantizar el uso sostenible de los recursos marino-costeros y oceánicos.
  • Conservar la biodiversidad a nivel de ecosistemas, especies y genes.
  • Mantener los servicios ambientales, los atributos culturales y tradicionales.
  • Promover la investigación científica, la educación y el monitoreo ambiental (objetivo potencialmente aplicable).
  • Facilitar el ecoturismo y la recreación (objetivo potencialmente aplicable).

El Área Marina de Manejo del Bicentenario (AMMB) fue declara Área Protegida bajo la categoría y denominación “Área Marina de Manejo del Bicentenario” el 17 de diciembre del 2021 mediante el Decreto Ejecutivo N° 43368-MINAE. El AMMB tiene una extensión de 106 285 Km 2 y está ubicada en el Océano Pacífico, en las aguas alrededor del Parque Nacional Isla del Coco (PNIC). El AMMB y el PNIC son áreas silvestres protegidas bajo la administración del Área de Conservación Marina Coco (ACMC), del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), órgano del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE).

Esta área silvestre protegida se creó con los objetivos de: 1. Promover la conservación y el uso sostenible de una de las áreas marinas de mayor productividad en el Pacífico Oriental Tropical; 2. Manejar de manera integral una parte representativa del ecosistema marino de la Cordillera Submarina del Coco; 3. Conservar sitios de agregación (descanso, reproducción, limpieza, y alimentación) de especies vulnerables, amenazadas o en peligro, tales como los quelonios, cetáceos, elasmobranquios, y especies pelágicas, algunas de importancia comercial; 4. Conservar ecosistemas de profundidad como formaciones coralinas mesofíticas, comunidades de corales azooxantelados, llanuras abisales, dorsales, y sus comunidades bentónicas, especies endémicas, y posibles especies nuevas para la ciencia; 5. Conservar áreas de alimentación y tránsito de aves marinas; 6. Promover la conectividad estructural y funcional de especies altamente migratorias a nivel del Corredor del Pacífico Este Tropical. Además, la ubicación del AMMB permite que funcione como una zona de amortiguamiento para el PNIC.

La ubicación del AMMB hacia el sur de la ZEE del Pacífico de Costa Rica, tiene sentido en términos geomorfológicos, ya que la Cordillera Volcánica del Coco constituye un sistema altamente conectado en términos estructurales y funcionales con las Islas de Darwin y Wolf, ubicadas al norte de la Reserva Marina de Galápagos. En el ámbito estructural, la Isla del Coco tiene la misma formación y origen geológico en la dorsal de Galápagos (Sallarès y Charvis, 2003). Toda la región está además modelada por las mismas fuerzas oceanográficas, incluyendo condiciones oceanográficas excepcionales como el Niño Oscilación Sur y la Oscilación Decadal del Pacífico, lo que provee un hábitat continuo a lo largo de los montes submarinos de la Cordillera Submarina del Coco (Fiedler y Lavin, 2017).

En el ámbito funcional, la similitud en la estructura comunitaria de estas islas está mediada por la significativa conectividad ecológica, tanto para especies bentónicas (Glynn et al. 2017) como para especies migratorias (Peñaherrera et al. 2018). En el primer caso, las fases larvarias planctónicas de peces e invertebrados marinos viajan largas distancias arrastradas por las corrientes marinas hasta encontrarse con un arrecife con condiciones favorables para su desarrollo (Cowen y Sponaugle, 2009). Ejemplos claros de esta conectividad pasiva (por dispersión) son los corales Porites spp y Pocillopora spp, los cuales mantienen una elevada tasa de flujo génico entre el PNIC y la Reserva Marina de Galápagos (Glynn et al. 2017). De igual manera, la presencia de especies insulares endémicas, como el mero bacalao (Serranidae: Mycteroperca olfax), y de otras especies comunes como peces mariposa y ángel, muestran un constante flujo genético entre estas áreas marinas protegidas, a pesar de que estén separados geográficamente por cientos de kilómetros (Peñaherrera et al. 2018).

Los ejemplos de conectividad activa (mediada por individuos migratorios) muestran una actividad importante en la región de influencia entre el PNIC y Galápagos. lo anterior, ha sido documentado por Peñaherrera-Palma y colaboradores (2018) para especies pelágicas en diferente estado de conservación (según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza [UICN]) como por ejemplo: el tiburón martillo (Sphyrna lewini) en peligro de extinción, el tiburón ballena (Rhincodon typus) en peligro de extinción, el tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis) vulnerable, la tortuga verde (Chelonia mydas) en peligro de extinción, la tortuga laúd (Dermochelys coriacea) vulnerable, y el marlín rayado (Kajikia audax) casi amenazado.

Después de la creación del AMMB y tal como lo dicta el Decreto Ejecutivo N° 43368-MINAE, esta área protegida deberá contar con un Plan General de Manejo (PGM) y el Reglamento de Uso Público (RUP). El ACMC deberá preparar y ejecutar el PGM del AMMB, el cual definirá la zonificación, los usos permitidos de conformidad con lo dispuesto en las normas aplicables a las Áreas Marinas de Manejo y normativa conexa, la intensidad de uso de los recursos, y demás lineamientos de manejo.