Declaratorias

La Isla del Coco constituye uno de los sitios naturales más privilegiados a nivel mundial por su tamaño, aislamiento y estado de conservación. Debido a su gran diversidad biológica y la gran cantidad de especies endémicas, puede ser catalogada como un laboratorio natural para investigaciones sobre la evolución de las especies.

El Gobierno de Costa Rica creó en 1978 el Parque Nacional Isla del Coco, el que posteriormente fue declarado núcleo del Area de Conservación Marina del mismo nombre

La Organización de la Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) en 1997, la declaró Sitio Patrimonio Natural de la Humanidad.

En 1998, el Parque Nacional Isla del Coco fue declarado Humedal de Importancia Internacional bajo la Convención Internacional de Ramsar de 1991.

El 11 de octubre del 2002, el Gobierno de Costa Rica declaró a la Isla del Coco como Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica.

Esta declaratoria se debe al alto valor histórico y cultural que posee la Isla del Coco para el pueblo de Costa Rica y el mundo, forjado a partir del siglo XVIII mediante la visita y permanencia de grupos humanos procedentes de diversas partes y con distintos propósitos.

Costa Rica (Parque Nacional Isla del Coco), Panamá y Colombia forman parte del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical CMAR

La condición de la Isla del Coco como Sitio Patrimonial de la Humanidad y Parque Nacional, obliga al Estado a proteger todos los valores existentes, tanto naturales como históricos y culturales. Estas declaratorias prohíben la demolición de las edificaciones y la alteración de los elementos con valor histórico y cultural que en ella se encuentran, e igualmente su remodelación parcial o total, sin la autorización previa del Centro de Investigación y Conservación del patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud.

El Gobierno de Costa Rica declaró a la Isla del Coco como Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica debido al alto valor histórico y cultural que posee la Isla del Coco para la población costarricense y del mundo, forjado a partir del siglo XVIII. Las inscripciones en las rocas de las bahías Chatham y Wafer, así como los demás vestigios culturales que puedan hallarse en la Isla, son testimonio de la historia del lugar, dándole un valor excepcional que merece ser protegido y conservado para ser disfrutado por las generaciones presentes y futuras.