Año nuevo, vida nueva. No aplica para cerca de treinta personas que trabajan en la Isla del Coco. Pero sí renuevan con su labor, el compromiso de Costa Rica por la conservación, la protección y la mejora continua del hábitat, la infraestructura y todo lo que la Isla del Coco tiene para ofrecer.
Son unas treinta personas, pasaron diciembre lejos de sus familias y de las comodidades que muchos otros tenemos, pero amanecen cada día en un ambiente único que a todos nos gustaría visitar.
La rutina es la de cada día, no importa si es diciembre o si es julio. Hay que proteger, cuidar, patrullar los alrededores de la Isla. Hay que atender, limpiar y reparar las instalaciones, darles mantenimiento. Limpieza de los botes, mantenimiento de los motores. La constante del trabajo que no cesa. Aunque haya más o menos turismo, hay tareas que deben realizarse regularmente.
Así transcurren diciembre en la Isla del Coco, pero saben que están haciendo una contribución permanente a la esperanza de un mundo mejor, con sus aportes en pro de la naturaleza.
El Parque Nacional Isla del Coco es un elemento más del gran entramado de Áreas Silvestres Protegidas de Costa Rica. Que es uno de los grandes aportes del país al mundo y a las futuras generaciones.
Quizás algunos de ellos extrañan un poco más a su familia, especialmente esos días en que se acostumbra a compartir con los seres queridos. Por eso, las personas encargadas de la cocina los días 24 o 31, realizan algo especial para esa noche y comparten entre ellos. Son la familia que tienen cerca, son la burbuja con la que les tocó compartir este diciembre.
El año nuevo, simplemente es un día más en el calendario. La naturaleza, normalmente, no lo contempla como alguna fecha especial. La limpieza sigue, las rutinas de vigilancia siguen, las necesidades de comunicación se mantienen.
Lo que sí se renueva es el espíritu de servicio de todos quienes pasaron diciembre en la isla trabajando y que saben que lo hacen como su propio sustento, como su forma de ingresos y su desarrollo personal, pero también como aporte a la humanidad.
Ellos saben muy bien que no están cumpliendo un itinerario de trabajo simplemente. Saben que su labor es clave para el futuro de la humanidad.
«Es un parchecito a nivel mundial. Un área relativamente pequeña pero importante para el mundo entero», manifestó Lucas Campos, administrador del Parque Nacional Isla del Coco. «A pesar de que a nivel de Costa Rica es uno de los parques nacionales más grandes, a nivel mundial es un área relativamente chica, pero aporta valor a esa esperanza que es la conservación de la naturaleza. Aquí los ecosistemas se protegen y, por lo tanto, los problemas de conservación del mundo se combaten de alguna manera, con estos tesoros que tenemos. Muchas especies marinas migratorias se reproducen en la isla, descansan, se limpian, en fin, todo lo que ofrece un parque nacional de esta naturaleza y con una posición geográfica privilegiada.»
El mundo es un mejor lugar gracias a estos tesoros que tenemos y la Isla del Coco es uno que Costa Rica apuesta por mantener, proteger y promover.
El país, y el mundo, tiene un consenso sobre lo difícil que fue el 2020. Y aunque vivimos tiempos complejos como sociedad, también pasaron cosas buenas. Mantuvimos nuestros niveles de protección y conservación, echamos mano a información científica para tomar decisiones importantes, realizamos cooperación entre Estados a favor de la conservación de la vida marina, implementamos el principio de precaución que significa que la ausencia de información no es una razón para no proteger los ecosistemas, administramos los recursos del mar para así garantizarlos a las presentes y futuras generaciones y realizamos una gestión para perseguir los objetivos de conservación marinos de nuestro país y de la región.
Todo esto da cuenta de que la vida continúa, de que la vida se sobrepone a los tropiezos y que las pruebas o retos del presente no pueden ser obstáculos para soñar el futuro.
Lucas sabe que «proteger los parques nacionales que tenemos genera mejor calidad de vida para todos, por supuesto, conservan y protegen la biodiversidad; pero también nos brindan, calidad del aire, agua potable, belleza paisajística, relajación, y toda una serie de ventajas que generan las áreas protegidas y que gracias a nuestra ubicación geográfica son muy bellas».
El administrador del parque ni si quiera puede estar en permanente contacto con su familia en tierra firme, porque las comunicaciones, según las condiciones atmosféricas, pueden no permitirlo. Pero hace su trabajo con alegría, sabe que es parte de un todo, y ve el futuro con optimismo.
«Es una forma de mantener al mundo más sano», insiste Lucas, el administrador del Parque Nacional Isla del Coco.
Ahora, desde hace algunos meses han vuelto los turistas. En menor cantidad que antes de la pandemia, pero ya están las instalaciones abiertas con estrictas medidas de higiene y seguridad.
Para los turistas el objetivo principal es el buceo. Se sumergen cerca de las costas de la isla y admiran las bellezas de las especies marinas. Quizás lo que más buscan es ver a los tiburones. Se sorprenden de la cantidad de tiburones, «en un solo buceo pueden ver hasta tres especies de tiburones, en otros lugares con suerte pasa uno, aquí pasan montones de la misma especie y varios de distintas especies. «, señala con entusiasmo Lucas.
«Además, están los cardúmenes de jureles, hay también mantarrayas, como la manta gigante y la manta cornuda, está el tiburón martillo y el tiburón sedoso, con mucha suerte, a veces, puede verse algunas orcas migrando, los comentarios son muy buenos, siempre se van sorprendidos, la isla siempre sorprende a los turistas», señala con satisfacción Lucas Campos.
Antes de que puedan venir los turistas se mide siempre la capacidad de carga de la isla. Las empresas que viajan regularmente hasta aquí cumplen con las medidas estipuladas, sobre todo por los sitios tan delicados en los que bucean. La idea es no causar daño al ambiente y permitir que las personas, en cantidades limitadas, puedan apreciar la belleza, el tesoro que tenemos en Costa Rica.
Se maneja muy bien la capacidad de carga, se tiene muy controlado. La parte de turismo es de lo mejor gestionado de la isla, porque se cumple siempre con una serie de medidas bien estipuladas por el Plan de Manejo de Parque Nacional Isla del Coco. No sobrepasar la capacidad de carga es fundamental. Hacerle daño a la isla es hacerle daño a nuestro futuro.
Los pulmones del mundo son necesarios para que habitemos el planeta. La Isla del Coco no solo nos aporta a los costarricenses, es un pequeñito oasis de naturaleza, de biodiversidad, de belleza, de tesoro y de vida.
Para Lucas, contar con un Sistema Nacional de Áreas Protegidas es un ejemplo a nivel mundial. «Lo que hemos leído por ahí, pues nos confirma que vamos adelantados en temas de conservación y por la forma en que lo hacemos. Es nuestro aporte como país al mundo, el compromiso que vamos teniendo y que vamos cumpliendo, poco a poco, y que no se detiene. La conservación, protección y manejo de nuestro gran tesoro y esta agenda de conservar el medio ambiente para hoy y para mañana, es la esperanza de que el mundo saldrá adelante», concluye feliz Lucas, antes de perderse de nuevo en el gran verde o el gran azul, que forma parte de sus días cotidianos.
La gestión del Parque Nacional Isla del Coco es un gran aporte a nivel mundial, a nivel local y nacional. Proteger nuestro tesoro es una forma de decirle al mundo que seguiremos estando, que seguiremos admirando, que seguiremos disfrutando de las bellezas del mar, de la naturaleza y de la biodiversidad. No importa cuántos obstáculos se nos impongan, seguiremos.
Feliz 2021.