Isla del Coco: el tesoro lo tengo yo

Historias y Leyendas de un tesoro enterrado en la Isla del Coco alimentan sueños piratas de encontrar los cofres escondidos en algún lugar. Pero la mayor joya es la misma Isla.

¿Te imaginas estar nadando, rodeado de azul intenso, de aguas tropicales cristalinas, y que nada interrumpe tu vista? No es un chapuzón cualquiera. Acabas de llegar a la Isla del Coco, tras casi dos días de viaje en barco.
Camino a la Isla del CocoNo lo puedes creer, pero los 532 kilómetros que separan a la Isla de tierra firme, desde Puntarenas en Costa Rica (ver ubicación de la isla), no se navegan tan fácil. El recorrido, de casi cuarenta horas sin nada más que agua alrededor, puede hacerse largo, pero no te importa, porque la sola idea de estar en la Isla del Coco es emocionante.

Sabes que es una isla emblemática, no solo por la diversidad, la naturaleza y su estado de conservación, sino por su historia. Sabes que hay historias de piratas, de tesoros, de tiburones y de secretos bien guardados. Algunos secretos se esculpieron en piedra, otros se los llevó el mar, y otros están allí, justamente para que vos los atrapes y los traigas contigo.
Cualquier persona que ame la naturaleza amará la Isla del Coco. No necesitas ser un científico para amar la isla. No necesitas ser un ecólogo para amar la isla. No necesitas ninguna profesión en específico para amar la isla. Simplemente, ella sola, con todo lo que encierra, se encarga de presentarse ante vos.

Sus 24 kilómetros cuadrados te cautivarán porque es un Parque Nacional muy bien cuidado y con enormes esfuerzos de conservación. El Parque Nacional Isla del Coco pertenece al Área de Conservación Marina Cocos, unas de las 11 Áreas de Conservación que conforman el Sistema Nacional de Área de Conservación de Costa Rica. Aunque es el Estado Costarricense quien se encarga de la conservación de esta importante isla, existen aliados que ayudan en esta importante labor. Desde hace más de 25 años la organización no gubernamental Fundación Amigos de la Isla del Coco, colabora con el gobierno de Costa Rica, junto con otras organizaciones, el sector privado y la sociedad civil, para convertir a la isla en un ejemplo mundial en el manejo de áreas marinas protegidas y en la protección de su biodiversidad.

Los atractivos de la isla son muchos. No solo la naturaleza te atrapa, sino también sus historias. Cuentan las leyendas que hay un tesoro guardado en la isla. Tú no viniste a ver el tesoro, porque existe una ley que prohíbe su búsqueda, para evitar que la isla se llene de nuevos piratas y se causen daños ambientales por su búsqueda.

Bosque Nuboso Isla del Coco

Ahora tú estás aquí, en este pedacito de verdor en el medio del mar azul profundo. El barco en el que llegaste no puede atracar en la orilla, no hay muelles, pero vos podrás sumergirte en el mar para comenzar a conocer esta isla.
Y lo haces. Te lanzas al agua creyendo que verás pececitos de colores, y los verás. Te sumergesen el agua como quien cree que está en una piscina, pero sabes que aquí hay mucho más. La Isla del Coco posee una biodiversidad marina que no te puedes ni imaginar. Al menos 1688 especies marinas habitan en la isla, 45 de ellas son especies endémicas; es decir, que solo se encuentran en esta isla1. La isla tiene alrededor de 383 especies de moluscos, 263 de crustáceos, y 354 de peces óseos1. Además, posee los arrecifes de corales en mejor estado de conservación del país 2.

Ver Especies Endémicas de la Isla del Coco

Especies Endémicas de la Isla del Coco

Con más de dos millones de años de existir, este territorio que emerge de un sistema motañoso en el mar posee 147 especies endémicas, tiene el único bosque nuboso a menor altura sobre el nivel del mar del mundo y 200 cataratas, entre muchas más peculiaridades. Conocé más sobre las especies endémicas de Cosa Rica en este artículo.

Ver Especies Endémicas de la Isla del Coco

Tiburones de la Isla del CocoTe sumerges en uno de los sitios de buceo y sientes el mar profundo, bajas a unos 25 metros de profundidad, pero no puedes verel fondo. Podrías pensar que este pedacito de tierra que ya no ves es el punto más alto de la Cordillera Volcánica Submarina del Coco, que tiene su origen desde las islas Galápagos en Ecuador, y que se extiende hasta la costa pacífica del suroeste de Costa Rica3. Y así lo es, la Isla del Coco es el único afloramiento de dicha cordillera que sobresale del nivel del mar 3.

Pero ya no piensas en eso. En cambio, ahora lo que atrae tu atención es lo que luego te dirán que se llama una «escuela» de tiburones martillo. Lo habías visto en fotos, pero no te imaginas que pueda ser cierto. O más bien: creerás que solo los equipos como los de Jacques Cousteau podrían grabar algo así. Y lo grabas en tu memoria. De pronto tomas conciencia de que estás ante la presencia de decenas de tiburonesy sientes un poco de temor. Pero te lo habían advertido, y observas que ellos están ahí en su hábitat, hacen su ronda y continúan nadando tranquilos, sin ni siquiera percatarse de tu presencia

En la noche, el silencio es ensordecedor, no extrañas la vida urbana porque aquí todo es maravilloso. El cielo tiene un resplandor inimaginable, quizás lo habías visto así alguna vez que subiste al Chirripó y te había atrapado la noche en las alturas.

Al dormir querrás pensar en el cuento de piratas que alguna vez habías escuchado.
– Capitán, no podemos hacer eso.
– Vamos, marinero, piensa en el tesoro que tenemos en las manos. ¿A quién se lo vamos a entregar? ¿Quién se lo merece más que nosotros?
– Si, sí, gritaron algunos. ¡Ese tesoro es nuestro!
– ¡No!, exclamaban otros. Nosotros no somos delincuentes, somos hombres de mar, marineros.

mar azul profundo, Isla del Coco

El mar estaba calmo, en el horizonte sólo veíamos agua, y nosotros, los 10 hombres de mar a bordo del barco. Tuve que convencer a mis tripulantes, pero ya vamos en camino a alguna isla desierta que nos sirva de guarida para este tesoro.
Así nos convertimos en piratas, eso dirán después. Nosotros simplemente queríamos quedarnos con algo de esa riqueza que había sido expoliada desde el gran Virreinato del Perú.

Soy el capitán del Mary Dear, aunque muchos años más tarde no habrá registro de mi fragata. Accedí a un viaje pagado por la Iglesia y por el virrey Abascal, sin saber lo que nos depararía el destino. El Tesoro de Lima será nuestro o no será de nadie, pensaba yo.

Entre el Perú y otras tierras más al norte, Panamá, encontramos una isla, pequeña a la vista, pero de recovecos altos y bajos y mucha vegetación.

– Este es el lugar, dije yo. Llevemos los cofres.

Unos pequeños botes a remo podrían llegar a la orilla en varios viajes llevando las 24 cajas del tesoro. Una rápida exploración nos indicó que había buenos lugares para escondites en esta isla. Unas cavernas que se formaban en sinuosos espacios rocosos podrían servir sin necesidad de excavaciones imposibles.
Además, yo había escuchado que esta isla no solo era desierta, sino que no tenía dueño, que prácticamente nadie la visitaba y que antes ya habían pasado por aquí otros colegas, bueno, piratas.

Entre el Perú y otras tierras más al norte, Panamá, encontramos una isla, pequeña a la vista, pero de recovecos altos y bajos y mucha vegetación.

En los puertos de este lado de las tierras nuevas se escuchaban muchas cosas. Nosotros, como ingleses que somos, conocíamos de Edouard Davis, John Eaton y muchos otros piratas legendarios.

Todos tuvimos que dedicarnos al pesado trabajo de trasladar la tan pesada mercancía. Algunos de mis marineros con miedo todavía. La pena por esto que hacíamos era la muerte. Pero yo tenía la esperanza de que en pocos meses podríamos volver y llevar este tesoro a un lugar seguro y venderlo.
– ¡Viviremos como reyes! Les digo a los tripulantes incrédulos y temerosos.
– Si sobrevivimos, dijo entredientes uno de ellos.
Caja tras caja, había que transportarla en pequeños botes a remo hasta la orilla, dejarlos allí hasta que baje la marea para poder cargarlas hasta la boca de la cueva.

la impresionante Isla del CocoLa isla era impresionante, pero nosotros sabíamos que a partir de ahora, era más rica, y era nuestra.
No podríamos saber que luego de esta faena vendría detrás nuestro un barco enviado por la Corona Española.
Veníamos celebrando con rumbo a Panamá, emocionados por la jugada maestra que estábamos realizando. A algunos hasta se les había pasado el miedo.
Y de repente. Divisamos un barco que venía hacia nosotros.
Ustedes ya saben cómo termina esto.

Anoche no te diste cuenta cuándo te dormiste. En algún momento no sabías si recordabas el cuento de los piratas, si lo soñaste o si lo imaginaste. Lo habías leído en un documento escrito por el historiador Raúl Arias Sánchez, que habías encontrado en la página web de la Fundación Amigos de la Isla del Coco 4. Ayer en la noche era el momento preciso para recordarlo, porque ahora, ya amaneciendo, podrás ver esas grutas naturales que hay en diversas partes de la Isla. Lógicamente, te entusiasma la idea de encontrar el tesoro, pero luego piensas que ya estás sobre él4. Arias, R. (2020). Historia y Leyenda de la Isla del Coco. Fundación Amigos de la Isla del Coco (FAICO).

Catarata Isla del CocoNo son solo sus más de 2600 especies de flora y fauna, su impresionante ambiente terrestre con un bosque húmedo tropical único a nivel global, abundante agua dulce y caudales permanentes de ríos y quebradas. Dicen que en la isla hay más de 200 cataratas y yo que perdí la cuenta cuando había visto unas diez. No es solo su exuberante concentración de tiburones y sus hermosos arrecifes de coral. En esta isla es en uno de los pocos lugares del mundo donde se pueden ver todos los niveles de la cadena trófica marina.

Lo que hace mágica y maravillosa a la Isla del Coco es su excelente estado de conservación. Contemplar esta isla es una experiencia única, y son muy afortunados aquellos que pueden visitarla. La Isla del Coco es un ejemplo replicable de buenas prácticas en el manejo de áreas marinas protegidas y de protección de especies marinas migratorias a nivel mundial, sirviendo de referencia en el Pacífico Oriental Tropical.
Después de tanta naturaleza y tanta belleza, de sol y de pequeñas playas, volví a pensar en los piratas. Y me dormí.
El Tesoro de Lima se convertirá en mi obsesión. Cuando nos capturaron los del Peruvian, nos pusieron en fila y dispararon. Sobreviví yo y otros dos. Triste final, pensé, para la gran gloria que buscaba.
– Vivir como reyes, mascuyó uno de esos dos sobrevivientes, con cara pálida del espanto y el horror de ver a sus compañeros acribillados.
Aunque el capitán del barco quería navegar directamente hacia el tesoro, tuvo que cambiar rumbo a tierra a causa de las enfermedades. Yo pude escapar, llegué a nado a un barco ballenero, el James Morris, y allí me mantuve hasta llegar a las costas del atlántico estadounidense.
Trabajé varios años como marino mercante entre Estados Unidos y el Caribe. Nunca abandoné mi sueño.
– Vivir como rey, me decía a menudo.
Intenté por todos los mediosconvencer a los capitanes que conocía de volver a la aventura. Pero nunca más volveré a ver aquella isla de exuberante belleza que tenía mi tesoro.

Atardecer en Isla del CocoLa historia de Thompson termina en la India, lejos de la Isla del Coco, pero su secreto se lo había contado a John Keating, un capitán que se había quedado con la idea de ir por el tesoro, aunque sea sin Thompson.
Estábamos llegando ya a la mitad del siglo y me tocó ir a Panamá. La verdad que esta es la oportunidad. Voy a irme solo a aquella isla de la que me hablaba Thompson. Unas monedas de oro no se van a desvanecer con apenas estar 26 años bajo tierra, pensé.

Hacía tiempo trataba de convencer a otros a que me apoyaran en esta aventura. Ahora voy solo, pensaba mientras navegaba y buscaba el tesoro. Las señas de Thompson eran buenas, vi aquella piedra con la que taparon la caverna y vi algunas cajas. Tomé lo que cabía en un bolso viejo y usado. Cuando volví a mi tierra natal, lo vendí en 1300 libras esterlinas.

Mi vida volvió a sonreír, invertí en barcos de pesca y me asenté en mi nueva lujosa casa.
Ya ahora no importa tanto, pensaba bajo el sol. Ese tesoro nunca saldrá de aquí. ¡Es que el tesoro es la isla! cómo podrían llevársela entera, no pueden. Tendrían que llevarse la flora, la fauna, y hacer desaparecer las montañas, y la vegetación. Aunque sí ha habido disputas sobre la pertenencia de la isla. Costa Rica la reclamó en 1869, gracias a la acción del presidente Jesús Jiménez.

el tesoro de la riqueza marinaLo que sí está pasando es que hay quienes intentan llevarse otro tesoro, el tesoro de la riqueza marina. Es tan abundante el atún en esta zona, que en algunas ocasiones lo intentan pescar en zonas donde es prohibido, como en los alrededores de la isla. Los pescadores tiran redes para pescar el atún, pero en algunas ocasiones quedan allí atrapadas otras especies, como los tiburones sedosos. Un día, en una de esas redes quedaron atrapados 30 peces chancho. Este hallazgo fue hecho por funcionarios guardaparques de la Isla del Coco, a bordo de la embarcación FAICO II a 5 millas náuticas de la isla.

Vuelvo a pensar en el tesoro. El del oro de Lima. ¿Estará allí? ¿Será cierto? No hay forma de saberlo sin hacer una búsqueda, aunque se haga de forma no intrusiva, o no destructiva del ambiente. Pero, ¿queremos saberlo?
Thompson no pudo; Keating pudo saborear una pequeñísima parte de aquel oro; Elizabeth Brenann fue, pero tampoco dio con el tesoro; Mackcomber contó la historia, pero nunca pudo ir; August Gissler lo intentó hasta 1906 y ya habían pasado más de ochenta años desde que diez ingleses guardaron para después el tesoro de Lima. Otros navegantes, náufragos e investigadores lo han intentado. Más de trescientas expediciones se han realizado. Todas esas expediciones fracasaron en su intento. Todas menos la mía. Yo ya estoy viajando de regreso y el tesoro me lo llevo. Me llevo el tesoro de haber conocido esta majestuosa isla, su diversidad, su silencio y su estruendo cuando el viento azota. La tranquilidad y vertiginosidad de la vida marina, el agua interminable y el verde incansable.

El tesoro ya lo tengo yo, y lo comparto aquí contigo.

Referencias

1 Cortés, J. 2012. Marine biodiversity of an Eastern Tropical Pacific oceanic island, Isla del Coco, Costa Rica. Revista de Biología Tropical 60, 131-185.
2 Alvarado, J., Beita-Jiménez, A., Mena, S., Fernández-García, C., Guzman-Mora, A., y Cortés, J. 2016.
Ecosistemas coralinos del Parque Nacional Isla del Coco, Costa Rica: estructura y comparación 1987-2014. Revista de biologia tropical 64, 153-175.
3 Rojas, W., y Alvarado, G. 2012. Marco geológico y tectónico de la Isla del Coco y la región marítima circunvecina, Costa Rica. Revista de Biología Tropical 60, 15-32.